El pasado 29 de junio los socios Manuel Castillo y Eloy Mansilla, acompañados de José Manuel Zapata, del club Trepa, nos dirigimos hacia la localidad de Aisa (Huesca) con la intención de escalar el pico Aspe por la arista este o Arista de los Murciélagos, vía cargada de historia por ser abierta por primera vez en 1962 por Manuel Ansón , Julián Vicente, Luís Alcalde y el mítico Alberto Rabadá.
Llegamos el viernes a las 22h a la barrera de los llanos de Rigüelo, llovía bastante y tomamos la decisión de no madrugar demasiado para dar tiempo a la roca a secarse…lo que se tradujo en unas cuantas cervezas y dos botellas de vino en la autocaravana, un auténtico lujo cortesía de Zapata.
Emprendimos la aproximación a las 8:30, subiendo por la normal al Aspe hasta la entrada del valle de Rigüelo, donde nos desviamos a la derecha remontando este valle para dirigirnos luego a través de enormes neveros al paso de la garganta de Aisa (2320m), desde donde ya vemos la cresta con dos cordadas en ella. Llegamos al inicio de la arista y nos preparamos el material mientras comemos algo para dar tiempo a avanzar a las otras cordadas, aunque no el suficiente, pues estuvimos todo el rato pisándoles los talones a la cordada de vascos que llevábamos delante. Llevamos cuerdas dobles de 70m, 3 camalots, semáforo de aliens y anillos de cinta para lazar bloques. Los gatos nos vinieron bien para los largos más duros.
Subimos la primera parte sin encordar (III) hasta llegar a la brecha que separa las agujas “donde estás tú” y “donde están éstos”. Aquí nos encordamos y esperamos a que quede libre el largo, el día está despejado pero sopla el viento y nos quedamos fríos esperando. Manolín ataca este largo de IV+, muy vertical y con patiazo, equipado con 5 clavos, y nos asegura hasta arriba de la aguja.Desde aquí seguimos en ensamble por la afilada arista hasta un rápel de 18m que nos deja en la siguiente brecha de la arista. Tras cruzar la brecha viene un muro con dos pasos de V bastante apretados, protegidos con 3 clavos, que de nuevo resuelve Manolín de un solo largo, ya con gatos, sin apenas resoplar y que nos obliga al resto a ponernos las pilas. Sigue abriendo Zapata otro largo de III+ con algún clavo y por último Eloy abre la última parte hasta la antecima (III), desde donde seguimos por la aérea arista cimera hasta un rapel de unos 5m que destrepamos para llegar, ya por terreno sencillo, al pico Aspe a las 15h, 6 horas y media después del inicio de la actividad (unas 3 horas y media de cresta).
Tras comer y descansar en la cima, disfrutando de unas vistas de escándalo, emprendemos la bajada por la normal sin prisa, queda bastante nieve y hay que ir al loro en la parte alta del descenso. Llegamos a la furgo a las 18:30 y bajamos al pueblo a cenar y a decidir la actividad del día siguiente.
Optamos por acercarnos a Murillo de Gállego esa misma noche para escalar en Peña Rueba el domingo, zona de conglomerado totalmente recomendable si no quieres apretar a muerte en los vecinos mallos de Riglos, como era nuestro caso. Escalamos la vía Sendero límite, de 270m y 10 largos todos entre el IV+ y el V+ muy bien equipada y con ambiente, que hicimos alternando largos los 3 en unas 3 horas. El descenso, eso sí , es toda una aventura en sí mismo, con destrepes, rápel y descuelgues por maromas y cadenas que parecía no acabar nunca.
Dos actividades para completar un buen fin de semana después de un invierno y primavera poco productivos en la montaña debido al mal tiempo.